CicloSofo

A lo largo del Danubio

Al salir de Suiza cruzo instantáneamente a Austria para pasar a Alemania. Un paso con una de las ascensiones más duras que he tenido que hacer hasta el momento.

Elijo esa ruta para poder pasar por el castillo de Neuschwanstein, el cual no visito pues hay que tener entrada con antelación pero que dejo para otro viaje.

Desde la llanura se le ve a mitad de la montaña, majestuoso. Sin embargo, de cerca no se puede apreciar su majestuosidad, se te echa encima. Además, salgo de allí con bastante enfado, pues el último tramo está prohibido para bicicletas y, en vez de aconsejarme llevarla de la mano por la carretera por donde van los peatones, me obligan a ir por un camino empedrado absolutamente imposible.

Tan es así que la gente me ayuda y me aplaude.

De ahí para Munich, atravesando mucho bosque (encontrándome, por ejemplo, con una familia de jabalíes), y hacia Passau.

La selva negra, aunque mal denominada (¿Por qué no se le llama en castellano bosque negro, que es lo que Schwarzwald significa?) Es ciertamente impresionante.

En Passau se juntan el Inn y el Danubio, dibujando una clarísima línea donde esto ocurre, con una parte azul y otra más verdosa. Passau, además, una ciudad totalmente fuera de mi radar cuyo centro me pareció absolutamente encantador.

Desde allí retomo la ruta eurovelo 6 siguiendo el Danubio. Todo llano y favorable. Los primeros días con mucho meandro y mucha vegetación a ambas orillas. Muchos barcos con turistas. Visito Linz (muy industrial), Viena (monumental, donde me alojo en warmshowers), Bratislava (centro bonito, pero bastante pequeño) y Budapest (de nuevo en warmshowers, con su parlamento especialmente).

Ya llegando a Viena la ruta no es tan sencilla, viento en contra.

En Eslovaquia baja la calidad del terreno, y ya paso a ser el único cicloturista. Nada de riadas de ciclistas como en el camino de Santiago. Y en Hungría, un paso aún más abajo. Pero en general, todo carril bici e indicado, eso sí.

Puede que pecara de querer completar esa ruta e hiciera demasiados kilómetros siguiendo el río, en ocasiones monótono en extremo (rectas de 20km por donde iba el tren, con vegetación idéntica a ambos lados), y que perdiera de ver otras cosas. Pero no se puede abarcar todo.

En el camino, las dificultades principales fueron la lluvia y tormentas, además de una muy aparatosa caída que, por suerte, quedó en nada.