CicloSofo

Canadá

Ya solo con aterrizar en Calgary, en mi última escala, me cambió el ánimo. Todo tranquilo y lleno de fotos y referencias a la naturaleza.

Por desgracia, no volvería a esa ciudad.

En Vancouver me alojé nada más llegar, de noche, con una pareja de ciclistas. Al día siguiente no tuve absolutamente nada de jet lag y me di una buena vuelta por la ciudad y compré una tarjeta SIM. Era mi primer encuentro con América y me sorprendió lo espacioso que era todo, así como el trazado a escuadra y cartabón de la ciudad.

Todo en Vancouver me transmitía tranquilidad.

Mis anfitriones me recomendaron encarecidamente que no hiciera el recorrido pensado por la situación de los incendios que estaban en activo. Supondría ir hacia ciudades que estaban siendo evacuadas. En su lugar, cambié el recorrido por una pequeña vuelta a la isla de Vancouver y la costa del Pacífico de los EEUU.

Salí de Vancouver hacia el norte y pronto cogí el primer ferry. Los paisajes son espectaculares se mire por donde se mire se ven bosques, lagos, rios…

Mi primera noche en Vancouver acampé junto a un lago, la segunda en el patio de un anfitrión que no estaba en casa, la tercera con una pareja que, en los años 75, dejaron todo y se dedicaron a recorrer el mundo de mochileros durante 7 años. Con ellos hablé sobre el hecho de que, en Canadá, las casas son enormes pero, a la vez, existe un negocio enorme de almacenamiento. Ellos tampoco lo entendían. Casas de 600 m2 y necesitar alquilar espacio extra para guardar tus cosas.

La cuarta y última noche la pasé en un camping estatal en medio de un bosque. No existe realmente la comida tradicional, así que lo más tradicional que probé fue Tim Hortons, Nanaimo bars y Deep fried ice cream.

A pesar de no tener arcén muchas de las veces, recorrer Canadá me resulto bastante menos estresante que otros países, pues nadie toca el claxon, ni grita, ni nada por el estilo.

Me sorprendieron enormemente las señales que indicaban que, por favor, no se usara el freno motor en las ciudades porque ocasionaban mucho ruido. Tuve la ocasión, como en otros lugares, de hablar con locales con bastante frecuencia.

El ultimo ferry, a Port Angeles desde Victoria.

Canadá me inspira fuerza para seguir mi camino