Hola de nuevo,

Son las 7:30 de la tarde. Hace una hora hacía mucho viento frío y, a lo lejos, se veía lluvia. Viendo lo que se avecinaba, a las afueras de un pueblo cuyo nombre desconozco he parado en un túnel a ponerme abrigo, pero no impermeable. Empezaron los truenos y a llover. Es cierto que los truenos no volvieron, y que la lluvia no es muchísima. Pero parece ser (no puedo acceder a la web, lo ha mirado mi familia), que continuará varias horas y que estoy relativamente lejos de una población con servicios. No quisiera tener que ponerme a acampar bajo la lluvia pudiendo evitarlo. Ni pagar en Suiza una cifra desorbitada por dormir bajo techo. Estoy esperando, sin más. Y si llega la noche, dormiré aquí. Tengo comida de sobra.

En estos momentos es cuando piensas qué haces aquí. No todo puede ser color de rosas. Ni todo tiene que ser una batalla épica en la que el héroe se alce con la victoria. Así que, simplemente, esperaré.

La historia acabó con que ese pueblo pequeño tenía un hotel, les di pena y me dejaron la habitación doble a mitad de precio.

¡La suerte del viajero!