CicloSofo

Japón resulta un país de contradicciones, un país asiático occidentalizado donde en algunos puntos es una pena.
 
Es un país ateo y creyente, tecnológico y analógico. Que todo lo hace a su manera pero que dice zankiu y viste a los colegiales de uniforme como los que usamos nosotros.
 
Todo el mundo intenta entenderte y ayudarte, es algo que se agradece muchísimo.
 
Empecé por el norte, Hokkaido, para evitar que luego estuviera más frío. Una zona recientemente descubierta incluso para ellos. Poblaciones más pequeñas y todo más rural. Allí vi sobre todo naturaleza, no muy diferente a la nuestra, a decir verdad. 
 
Al cruzar a la isla principal fui visitando más lugares conocidos, pero fui por la parte norte, dejando el sur para un viaje posterior. La cantidad de túneles de este país es abrumadora. Tienen montaña, pero tiene que haber algún motivo más para que haya tantos. Tengo por seguro haber cruzado más de 100, y algún día las de 20km. Y luego está el viento. El país del viento. En la costa es terrible y no esperaba tenerlo siempre en contra. Me ha retrasado más de lo que quisiera. 
 
Los sitios más interesantes, para mí, han sido Kanazawa, jigokudani (dónde están los macacos), echizen daibutsu, un templo con un buda gigante que muy poca gente conoce y que me dejó maravillado y, por supuesto, Kyoto y Nara
 
Sorprende que, por una parte, conozcamos mucho de Japón, pero por otra, por ejemplo, no nos ha llegado ni un 10% de la gastronomía.
 
Sushi es un plato más, como la paella en España.