En San Francisco, Kelly, fue la primera persona en decirme que por qué tenía yo interés en recorrer la ruta 66. Ese halo de misticismo parece existir con mayor profundidad en Europa que en los propios americanos. Para la mayoría es una carretera antigua que ya no se usa. Punto. Una carretera que atraviesa muchos estados en los que predominan los campos de cultivo.
Intente continuar siendo inteligente (eso que lo juzguen los demás) a la hora de recorrer kms en bici. Cogí un tren desde San Francisco a Merced, a los pies de Yosemite, y de ahí, un shuttle hasta el propio valle. Recorrí el valle del parque que, en bici, no me llevo más de hora y media. Me supo a poco. Se que el parque es mucho más, como quien sube a los lagos de Covadonga y ve el lago, por haber, hay mucho más. Lo se. Pero me quedo claro lo impresionante del valle, rodeado de murallas de más de 3000m de altitud que hace que parezca una fortaleza. Hubo muchos senderos que no pude recorrer por ser para caminantes en exclusiva. Las cataratas destacan también por su tamaño y altura. Del valle, a 1500m, baje en bicicleta. Pero un repecho a mitad de la misma me hizo replantear la etapa y, viendo que llegaba muy tarde, coger el shuttle de vuelta a mitad de esta. Con tal mala suerte que, hinchando la rueda, me quede con el obús en la mano. A 5 minutos de que llegara el bus logre arreglarlo. Llegué a Merced y, de seguido, tren para Hanford.
Desde Hanford repetí la operativa y subí a Sequoia National Park. Allí se encuentran los árboles más grandes del mundo en términos de volumen. Sin embargo, las secuoyas se hayan mezcladas con pinos, con lo que me pareció más espectacular el bosque de Redwood, la avenida de los gigantes. Lo que más me impresionó fueron los árboles caídos, que, al hallarse a nuestra altura, revelan su verdadero tamaño a nuestros ojos. Esta vez sí descendí por completo, pues además el shuttle no hacia paradas en la bajada, y me volví a montar en tren, de noche, para llegar a Bakersfield. Medio día de espera, y bus hasta Las Vegas, a donde llegue de noche.
Aprovecho para enfatizar la mala calidad del transporte público del país. Donde en España tendríamos al menos 4 opciones al día, en este caso solo 1, al medio día, y lenta. Mas adelante explicare que, en otras ocasiones, el transporte ni existe.
La familia de Kimberly me dejo la puerta de su casa abierta con carteles pintados por su hija para meterme la cama cuando llegara. Al día siguiente me acerqué hasta Las Vegas, la ciudad del pecado. No la recorrí de noche pues me dijeron que podía ser muy peligroso con la bici. Me resultó bastante curiosa y más interesante de lo que me podría esperar. The strip son, al final, varios kms llenos de casinos, pero también restaurantes, atracciones, y un montón de cosas. Un parque de atracciones un poco hortera en medio del desierto. Si las personas salimos de noche a consumir alcohol por vergüenza (no digo que así sea, solo aventuro), esta ciudad se estableció en medio del desierto y de la nada por la misma razón.
Kimberly volvió a insistir en no hacer la ruta 66: con el viaje que estás haciendo y quieres hacer, ¿para qué perder 1 mes viendo campos de trigo, maiz y soja? Así que me diseño una ruta yendo hacia el norte atravesando parques nacionales. Esa noche, por primera vez, repetí alojamiento. Cuando habíamos diseñado la ruta ya no tenía sentido salir en bici. Antes de acostarme hinche la bici… y se creó un pinchazo. Me regalaron una mascota, Greybear, que ahora llevo siempre colgando de mi bici. Así que al día siguiente a intentar repararlo. No hubo manera. A una tienda, un domingo. Resulto que podía repararlo a modo de emergencia, pero nada más. A cambiar de cubierta de nuevo, no tenía ni 500km.
Rumbo al parque nacional de Lake Mead. Desierto. Bonito, nuevo, interesante. Pero hice noche justo al quedarme sin agua, en medio de la nada, en un camping que ni luz tenía. Ningún sitio donde comprar nada alrededor. Al día siguiente continué por el desierto, con temperaturas de hasta 43 grados. Me dijeron que había llegado en buen momento, pues 2 semanas antes había hecho mucho calor. Menos mal. A todo esto. No fui a Death Valley porque, ironicamente, estaba cerrado por destrozos en la carretera debido a inundaciones. De nuevo, menos mal. Acabe el día en la garganta del río Virgin, en un camping con, al menos, luz. Un sitio precioso donde dormir.
Intente replicar lo que habia hecho con Yosemite y Sequoia con Zion, pero en esta zona, literalmente, no existía ningún transporte. Preguntando a la gente, me llegaron a decir que era terrible, pues la gente que trabajaba alli no tenia ninguna otra opcion más que ir en coche. No me quedo otra que subir en bici. Antes de llegar, me para un coche aparcado en el arcén. Dos chavales españoles, ¡uno de Oviedo! Que venian a estados unidos a hacer escalada en diferentes puntos. Llegue un poco tarde al parque, subi en el shuttle y baje en bici. De ahí iba para Grand Canyon, siendo el camino mas corto y sencillo atravesando un túnel de 1,5km. Prohibido para bicicletas. Me dicen que pruebe a preguntar a gente a ver si me llevan en el coche. Había que hacer una buena subida antes de cruzarlo, y ya era tarde, me decidí por dar la vuelta. Aprete e hice noche a 40km, en el punto en el que debía coger una carretera paralela a la que habia hecho ese dia, de ascensión, para ir hacia el cañón, más al sur.
La mañana siguiente a remontar todo lo andado antes. Me cae una tormenta en el desierto, y también decido apretar para hacer noche a 60km del cañón, en la población más cercana a este. Es terrible que no exista absolutamente ninguna manera de ir hasta el parque, siendo una de las principales atracciones del país. Para llegar, tuve que ascender hasta 2800m, partiendo de aprox. 1500, casi nada. Esos 60km resultaron ser durísimos. De mis días más difíciles. Empiezo el día a 10⁰, sube a 17… y empieza una tormenta y baja hasta los 5. Cuando pude, pare a esperar a que pasara. En el cañón mismo un dia muy bueno. Al llegar, pinchazo que tengo que reparar con una mecha porque el líquido no era capaz de sellarlo. Entre una cosa y otra, no me quedo mas que apretar de nuevo para volver al camping de partida, donde llegue justo al anochecer, no sin antes volver a pasar por la zona intermedia donde volvió a llover y hacer bastante frío. Este parque ha sido el que más he lamentado no poder (o querer) tomarme mi tiempo para bajar, explorarlo, caminarlo, etc. Abruma su tamaño.
De los 3⁰ de la mañana paso a 42, rumbo a Bryce, siguiente parque. Pero no soy capaz de llegar porque me empieza un dolor en la rodilla, una lesión para la que no he encontrado aun solución después de varios años. No es preocupante, pero incapacita. Así que paro pronto y a recuperar. Todo el recorrido es atravesando un desierto cada vez más verde, y entre cañones, realmente precioso e impresionante.
Voy para Bryce, siempre subiendo (después de bajar a 1500, tocaba volver a 2700). Otro cañón simplemente espectacular. Para algunos aún más que el gran cañón. Y una vez allí, decido que no voy a continuar por mi ruta predeterminada, Escalante y Capitol Reef. La rodilla va más o menos bien, pero ese camino conlleva mucho más desnivel, a pesar de que todo el mundo me dice que es una de las carreteras más bonitas que ha recorrido, y también arriesgarme a ir ajustado con el avion, que ya compré ese día, para el día 23 con destino a Washington DC. Algo que he sentido como una traición a mí mismo de la que hablare en otra parte. Doy la vuelta por donde he venido, y habiendo olvidado lo bien que se va hacia abajo, en 2 días me planto en Salt Lake City en lugar de en 4. No sin tener otro pinchazo por culpa de una grapa, que tuve que solucionar con 2 mechas en mitad de una autopista en obras porque no salía el líquido.
Ahora tengo 5 días en Salt Lake para preparar el viaje, vuelo a Washington, calculo 2 días allí, luego 3 en bici hasta Nueva York, donde estaré 4 días, y el 5 de octubre estoy ya en Sapporo, Japón.